Estamos ante un mapa corocromático de la península Ibérica y las islas canarias, que hace referencia a los tipos de suelos que podemos encontrar en estas zonas.
La zona de la península ibérica que está en color verde corresponde a la parte occidental de Cantabria, Asturias, Galicia y parte de Portugal. Se extiende por el sistema Central, montes de Toledo y Sierra Morena. También encontramos algunas manchas en Sierra Nevada, en la parte central de los Pirineos y en algunas zonas de la cordillera Costero-catalana. La zona verde hace referencia a la Iberia silícea, cuya formación se produce durante el periodo Precámbrico.
A las rocas silíceas pertenecen a algunas rocas ígneas como el granito y algunas rocas metamórficas como las pizarras, esquistos y gneis. Son rocas duras, rígidas, resistentes a la erosión y que pueden llegar a fracturarse.
De las rocas silíceas el granito es la más abundante.
Las formas de modelado dominantes son las que resultan de la alteración por la acción del agua, del hielo y del deshielo, que actúan a través de las diaclasas, líneas de debilidad del granito por las que se inicia la erosión. El agua se filtra a través de esas fisuras, que van agrandándose hasta llegar a provocar el desprendimiento de bloques individualizados. Las formas resultantes son variadas:
Si el agua actúa sobre las diaclasas más superficiales, de disposición horizontal, se produce una descamación, modelando un paisaje de formas redondeadas y suaves, los domos.
Si el agua se filtra a través de la red ortogonal de diaclasas, el granito puede modelar un tor, colina en la que se aprecia la estructura formada por los bloques diaclasados. Cuando la erosión llega a individualizar algunos de estos bloques, se forman bolos. Si un bloque queda en equilibrio inestable lo llamamos roca o piedra caballera. Y cuando los bolos se amontonan en las vertientes forman las pedrizas.
En las zonas frías de alta montaña la acción del hielo da lugar a un paisaje de crestas en las cumbres y de canchales.
En esta zona predominan fundamentalmente dos tipos de suelos:
Los suelos pardos: se subdividen en:
Tierra para húmeda, que son en su mayoría suelos buenos para el cultivo en las zonas llanas (en terrenos de pendiente son zona de pastizal).
Y tierra parda caliza, que es ligeramente básica y rica en humus, muy fértil, adecuada para el cultivo de maíz, judías, etc.
Los rankers: son los suelos que, junto a las tierras pardas, presentan una mayor extensión. Son suelos jóvenes, muy erosionados, que ocupan las áreas más elevadas o de mayor pendiente.
Otros tipos de suelos serían las turberas, los podsoles y la tierra fusca.
La zona de color naranja hace referencia a la iberia caliza y se extiende formando una Z invertida: abarca la zona meridional de la cordillera Costero-catalana parte de los Pirineos, montes vascos y la mitad oriental de la cordillera cantábrica, para flexionarse después hacia el sureste, a lo largo del sistema ibérico y también por los sistemas Béticos.
También es el dominio predominante en las Islas Baleares.
Hablamos de la España caliza para referirnos a las áreas donde predominan las rocas sedimentadas durante el Mesozoico y comienzos del Terciario, que con el plegamiento alpino formaron los conjuntos montañosos de la zona oriental española.
La caliza es una roca dura y permeable, en la que se forma el modelado cárstico, resultado de la disolución de la caliza en contacto con el agua.
Las formas cársticas más características resultan tanto de la disolución subterránea como de la acción del agua en superficie. Algunas de ellas son:
Cañón, garganta u hoz: valle estrecho de flancos verticales y profundos labrado por un río.
Lapiaz o lenar: superficie formada por surcos o acanaladuras de distinto tamaño, creadas por el agua de arroyada.
Simas: embudos, aberturas estrechas, que comunican la superficie con galerías subterráneas. Las simas pueden dar lugar a cuevas con estalactitas y estalagmitas.
Dolinas o torcas: depresiones cerradas, formadas en superficie, de silueta ovalada y contornos sinuosos. Sus dimensiones varían desde algunas decenas de metros hasta algunos kilómetros de diámetro. Al unirse varias dolinas forman una uvala.
Poljé: valle cerrado de fondo plano, generalmente recorrido por un riachuelo que se pierde por un sumidero o pónor. Las tierras del poljé son ricas, ideales para el cultivo.
Los tipos de suelo más destacables de esta zona son:
El suelo rojo mediterráneo:destaca por la presencia en el horizonte B de un horizonte argílico, es decir, de acumulación de de arcillas, de un color rojo oscuro característico. Se define como una buena tierra de labor para todos los cultivos.
Los suelos pardos calizos: son suelos erosionados, pobres en humus, poco profundos y con escasa alteración química. Se dedican al cultivo de la vid y el olivo y solo en las zonas en las que los suelos son más profundos se cultivan cereales y leguminosas.
Destacan también otros suelos como las renzinas, suelos jóvenes pobres en humus formados sobre rocas calizas en zonas secas, y que se orientan hacia el cultivo de cereal.
La zona de color amarillo se refiere a la iberia arcillosa y abarca las depresiones y las llanuras mediterráneas: las cuencas sedimentarias castellanas, las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, las llanuras costeras mediterráneas y también las huertas.
En esta zona, las rocas predominantes son arcilla, margas y yesos. Fueron depositadas a finales del Terciario y en el Cuaternario y son rocas poco consistentes e impermeables.
Estas zonas no han sido afectadas por movimientos orogénicos posteriores, por lo que forman relieves planos, de disposición horizontal, acorde con la estructura de sus estratos sedimentarios.
En las zonas semiáridas o áridas desprovistas de vegetación, el agua de arroyada genera cárcavas, que son barrancos o hendiduras de paredes verticales, que pueden llegar a formar un paisaje de badlands cuando las cárcavas ocupan una extensa zona. Estos relieves predominan en el sureste peninsular árido.
En ocasiones, sobre estas extensas llanuras, la alternancia de materiales sedimentarios duros (calizas) y blandos (arcillas, margas) da lugar a formas de modelado que son resultado de la erosión diferencial:
En unos casos, se forman relieves horizontales en los que alternan dos niveles, el nivel de páramos y el nivel de campiñas.El nivel de páramos, más elevado, corresponde a llanuras estructurales en las que la erosión ha desmantelado las capas superiores más blandas, y ha dejado al descubierto una capa de rocas calizas duras que corona el páramo y protege los materiales subyacentes más blandos.El nivel de campiñas o vegas, a menor altitud, está formado por llanuras de origen erosivo, labradas por los ríos sobre los materiales blandos.Cuando la erosión ha sido muy intensa, los páramos quedan reducidos a relieves residuales, los cerros testigo, que destacan en algunos sectores sobre el nivel de las campiñas.
Si los relieves están inclinados, la alternancia de materiales da lugar a los relieves en cuesta.
En esta zona, al igual que en la Iberia caliza, encontramos suelos pardos calizos, pero también podemos hallar otros tipos de suelos distintos, como los vertisuelos. Los vertisuelos, también llamados tierras negras, se producen porque el agua de lluvia hincha las arcillas, que se resquebrajan y contraen cuando se secan, moviendo constantemente los suelos. Son los más fértiles de toda España, pero, debido a su componente arcilloso, no son aptos para cultivos arbóreos.
Por último, el color violeta hace referencia al dominio volcánico y se identifica con el archipiélago canario y algunas zonas aisladas de la Península Ibérica.
En este dominio las erupciones volcánicas y la erosión posterior modelan distintas formas de relieve. La viscosidad de la lava y la proporción entre piroclastos (productos sólidos) y coladas son los factores que influyen en las formas del modelado volcánico. Algunas de las formas de relieve volcánico más características son el cono volcánico o volcán, las calderas, los domos, los malpaíses, los roques y diques y los barrancos volcánicos,